LA
JIRAFA TEODORA
Había
una vez una jirafa llamada Teodora que tenía muy pocos amigos en la sabana
porque miraba a todos por encima del hombro y se burlaba de ellos. Los animales
intentaban alejarse de ella para no oírla.
Al
hipopótamo le decía:
-
¡Hipopótamo
gordinflón! A ver si eres capaz de correr tan rápido como yo. Y así día tras
día trataba con desprecio al pobre hipopótamo.
Otro día le dijo:
-
¡Hipopótamo
cómo puedes tener esa enorme barriga!
El
pobre hipopótamo, llamado Panzón, estaba cansado de sus comentarios hirientes
y, a veces, le contestaba enfadado, pero la jirafa Teodora le respondía:
-¿Quién
habla? ¿Dónde estás? Desde aquí arriba no te veo y apenas te oigo…
Otro día la
jirafa le escondió la comida a Panzón, sin que el pobre supiera que Teodora la
había guardado. Ella escondida detrás de un árbol observaba burlona lo
desesperado que estaba el hipopótamo a causa del hambre.
Todos los
animales de la selva se dieron cuenta de lo mal que trataba al hipopótamo
Panzón.
Un día de verano
se declaró un gran incendio en la sabana. Los animales huían asustados sin
saber muy bien hacia dónde ir, porque había mucho humo y no veían.
La jirafa Teodora
corría y corría sin preocuparse del resto de animales, pero sin darse cuenta
metió la pata en un agujero y se cayó.
-¡Ay, ay, como cómo me duele la pata!
Exclamó la jirafa Teodora empezó a sentir mucho miedo al ver
que las llamas estaban cerca.
El hipopótamo
Panzón pasó cerca de allí y Teodora le dijo:
-¡Panzón, Panzón, ayúdame, por favor!
-No, no te puedo ayudar, porque con mi
enorme barriga corro muy despacio y si me paro, las llamas me alcanzarán –
respondió Panzón.
Pero Panzón arrepentido
de lo que había dicho a Teodora, se dio la vuelta y la ayudó. Olvidándose de lo
que la jirafa se había burlado de él. Los dos huyeron juntos de las llamas.
Cuando Teodora se
vio a salvo se tumbó a descansar y pensó en lo que había pasado. Después se
acercó a Panzón y le dijo:
-Perdóname por todo lo que te he dicho.
Nunca más volveré a burlarme de ti.
El hipopótamo
Panzón respondió:
-Te perdono, pero recuerda que yo soy
diferente y no debes compararme contigo ni despreciarme.
Teodora dijo:
-¿Entonces puedo ser tu amiga?
-Claro que sí.- Respondió Panzón.
Los dos se
miraron y empezaron a reír y jugar juntos.
Y desde entonces
Teodora aprendió la lección y trató con respeto a todos los animales. Jugaba
con todos y no se burló de ninguno.
Fin
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ResponderEliminarHola Jiayi.
EliminarMe alegro que te haya salido bien y que te haya gustado.
Y al igual que la jirafa Teodora aprendas el valor de la amistad.
Gracias
Hola Leticia:
ResponderEliminarAquí tienes el cuento
https://drive.google.com/a/salesianosatocha.es/file/d/0Bzdx6dN55swNeUxKRjhqMzBfQ3M/view?usp=drivesdk
Un saludo 16Carlota.
Hola Carlota:
EliminarMe ha gustado mucho como has leído el cuento. Has dado muy buena entonación. Y has cambiado la voz para los distintos personajes.
Me ha resultado muy divertido.
Muy buena lectura, se nota que lees mucho.
Te animo a que sigas leyendo.
Gracias,
Leticia